Este típico palacete madrileño, construido en 1730, destaca sobre todo por la portada principal, de estilo barroco y labrada en granito, diseñada por Pedro de Ribera, y por albergar uno de los mejores interiores de estilo ecléctico de Madrid.
Cuando en 1874 los duques de Santoña adquirieron el palacio lo adaptaron a los gustos de la época, decoración que se ha conservado hasta la actualidad. Destaca la fachada a la calle de las Huertas, semejante a la creada por Ribera en la calle del Príncipe, así como una espectacular escalera de mármol, diseñada por Carlo Nicoli y los suntuosos salones.